MIGUEL QUINTEIRO.Banco malo

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Me sorprende ver como, aun haciendo una buena critica y análisis de la situación, se dan por buenas explicaciones tendenciosas y datos claramente manipulados, planteando una valoración de los acontecimientos en la línea que nos quieren contar…

El «invento» del «BANCO MALO» es la última estratagema para reforzar la gran operación del oligopolio financiero. Los «tiburones» financieros, de forma directa o por medio de intermediarios, se apoderan del patrimonio que en esta farsa DE CRISIS se atreven a dar un valor 0, argumentando que no es posible venderlo, a ningún precio.

Primero, los préstamos fallidos, tanto en los Bancos como en Las Cajas, están respaldados por unos fondos para eso (fallidos) que detraían del montante de los beneficios (dejando de pagar impuestos por esas partidas) que el banco de España les «obligaba» a crear, y que ahora nadie menciona ni se saben a donde fueron a parar.

Segundo, que su incorporación al patrimonio de la entidad de los bienes embargados, es lago que hacen porque quieren, ya que lo más fácil, en general, sería haber dado facilidades a los deudores para que pudieran cumplir con sus obligaciones, que en la mayoría de los casos todo el mundo quiere conservar su vivienda… Pero aun suponiendo que no tengan (en algún caso) otra alternativa, es ridículo hacerlos figurar por un valor muy inferior al coste real (que a efectos de inventario, es el que debería interesar: valor de reposición) porque el valor «de mercado» sería a tener en cuenta en caso de una venta inminente que no tiene porqué producirse.

Sería necesario vender «a cualquier precio» si los bancos estuvieran acuciados por sus principales acreedores, que son los depositarios de los ahorros… y que se sepa, hasta el momento no ha cundido la alarma que exija la búsqueda de liquidez para atender la demanda de «reintegros» por parte de los ahorradores…

Y si los acreedores son otros bancos, tendrán que negociar con ellos de «igual a igual», en una gestión privada, y allá con sus chanchullos y negocios.

Pero si realmente queremos resolver la crisis, los gobiernos lo que tienen que hacer es obtener liquidez en base a la emisión de nuevos billetes, de préstamos del B.C.E., por debajo del 1%, en lugar de préstamos de la banca privada, mucho más caros, y además decretar una subida de pensiones y salarios, para que la inflación alivie la presión sobre los presupuestos familiares, se reactive el consumo y la economía entre en una fase de recuperación, aunque si introduciendo cambios en su expansión, introduciendo elementos de consumo responsable y superación de falsas teorías sobre la productividad y el abaratamiento de los costes.

Porque el «quid» de las crisis está en las maniobras realizadas por los financieros, para:

1º) – Disfrutar del oligopio de los servicios financieros, acaparando el patrimonio de la banca pública y de las Cajas de Ahorro, a las que ses roba su gran patrimonio, a base de manipulación de balances y mediante la corrupción inducida que las ha llevado a la situación actual. (Una conspiración a lo largo de varias décadas)

2ª) – Absorber el beneficio de la inflación generada para la creación capital dinerario ficticio, al no compensar, dicho crecimiento, con billetes reales, para evitar que su dominio de la política mundial, por acaparar el control sobre el dinero en circulación, se vea debilitado por los efectos de una inflación general que debe ser compensada con subidas salariales e incrementos en los precios.

Naturalmente, todo ello es posible con la complicidad de los políticos, a los que se les debe exigir su dimisión, y llevar a los tribunales a los responsables de tanto desaguisado, empezando por los mismos gobernantes (tanto del PSOE como del PP) que han conspirado para vender la economía a los especuladores, siguiendo por los funcionarios que han propiciado el cumplimiento de los objetivos de robo y alevosía de los patrimonios públicos de las Cajas y privados de los bancos, perjudicando a sus accionistas, y terminando con los personajes que han fraguado toda la conspiración, así como los miembros de los Consejos de Administración de Bancos y Cajas, estos últimos en claro usurpación de cargos, ya que fueron designados sin cumplir las normas democráticas establecidas para su elección.

Confieso que resultan muy interesantes los argumentos que se facilitan, y lo válido del análisis, pero a mi me parece que todo ello solo sirve para darle vueltas a un problema cuya verdadera solución tiene que pasar por los tribunales, por el derrocamiento de un gobierno de marionetas (cómplices o ineptos) y por la concienciación de las personas afectadas por el engaño y que debemos unirnos en una sola voz para pedir cambios.

Porque estamos ante una conspiración en toda regla. Un grupo de personas, perfectamente identificables, han conspirado para “cambiar el precio de las cosas” , para apoderarse de patrimonios públicos (de las Cajas de Ahorro) y organizarse como un oligopolio financiero, que controla a su conveniencia el valor del dinero, manteniendo el control sobre la economía mundial.

O cuando menos, permitir que aflore la inflación que durante tantos años se ha ido acumulando por la generación de capital especulativo sin respaldo real, en base a la acelerada rotación de los capitales, y a la generación de intereses.

Y son los gobernantes los que tienen que resolver ese desaguisado, recuperando el control de la emisión del dinero, permitiendo una inflación que restaure el equilibrio entre el patrimonio real y el dinero en circulación.

Quizá si todos nos unimos, resolvemos dejar o minimizar el consumo, no acudir a las convocatorias públicas de los políticos y entidades que nos mal gobiernan, desoír los medios de comunicación, la publicidad, centrándonos en una protesta continua y permanente, no les quede más remedio que dimitir, reiniciar un proceso constitucional que garantice una democracia real y directa, sin trampas que permitan hacer lo que les apetezca, porque durante 4 años son intocables, pero además es imposible llegar al parlamento si no es encuadrado dentro de uno de los dos partidos que se reparten el poder, a las órdenes del club financiero que gobierna el mundo, sin necesidad de presentarse a unas elecciones y recibir el respaldo de la ciudadanía.

Somos mayoría, hagamos lo valer, pero para ello, tomemos conciencia de lo que realmente está pasando. Basta de mentiras: auditoria publica y transparente de las deudas de las administraciones, de los Bancos y de las Cajas de Ahorro.

Eso es lo urgente. No permitamos “distracciones” que retrasen las medidas urgentes que nos saquen de la crisis…

Luego, ya hablaremos de Monarquía o República, Estado central, o autonomías, independencia o federación… Pero antes conquistemos la libertad, para decidir en libertad y con conocimiento de causa.